La semilla de la bruja

A ver cómo lo explico. Primero te contaré, muy por encima, "La tempestad" de Shakespeare. Al parecer, es junto a "Hamlet," la obra con más interpretaciones de cuantas William escribió. Por eso, porque es algo compleja, escribo la sinopsis de corrido.

Próspero, Duque legítimo de Milán, es traicionado por su hermano Antonio que desea ocupar su lugar. Así, despojado de sus títulos y derechos, llega en una barca a una isla junto a su hija pequeña, Miranda. El cabreo de Próspero, como es comprensible, fue de toma pan y moja, así que, utilizando la magia, se dedica a despertar a los seres mágicos y fuerzas del más allá, para tramar su venganza. Hasta aquí, todo es lógico.

La cosa es que, en la isla, con anterioridad a Próspero y Miranda, vivía una bruja llamada Sícorax, que tuvo un hijo antes de morir, al que llamó Calibán  (a más de una seguro que le suena) y claro, como colonizado que es, no le resulta fácil a Próspero someterlo a su voluntad. Además, Calibán y un par de compinches, andan detrás de Miranda con malísimas intenciones y tienen juntos más peligro que un saco de tarántulas en un maletero. Recordemos que en una isla, tampoco hay muchos sitios a donde ir.

Próspero, con aliados como Ariel, y enemigos medianamente doblegados, como Calibán, desata con el uso de su sempiterna magia, una terrible tempestad en la isla. Y ¡Oh, destino! , pasaba por allí un barco en el que se encuentra Antonio, hermano traidor del protagonista junto a ¡mira tú qué otra casualidad más buena! Alonso, rey de Nápoles y su hijo, el heredero, Fernando. Un jovenzuelo apuesto y buen mozo que, por suerte, no ha heredado la maldad de sus acompañantes de regata. También, y por si fueran pocos, van a bordo, Sebastian, hermano de Alonso, y Gonzalo, consejero del rey. Ambos ven en el naufragio y en aquella isla, la manera de cumplir diversas expectativas personales; unas más nobles que otras. Vamos, que en la isla de repente hay más ambiente que en Ibiza un mes de agosto.

Con el uso de la magia, Próspero igual que ha hecho naufragar el barco de sus enemigos, consigue que el joven Fernando, apartado del grupo, se enamore de su hija Miranda. Cuando los muchachos se lo cuentan al padre y, a la sazón, rey de Nápoles, este tiene que consentir (cosa que sabemos muy bien las madres y padres) y así, Próspero coloca a su adorada hija al frente de dos imperios. El que les fue arrebatado, más el de su futuro esposo, por un tema de gananciales que siempre ha dado mucho juego. Tras la venganza, Próspero perdona a todo el mundo de manera milagrosa y un tanto radical para la crítica literaria, pero oye...¿Qué sentido tiene vivir toda la vida amargado por doce añitos de destierro en una isla llena de peligros, elfos y duendes, además de otros bribones? Pues así es la historia.

Vale. Ahora la novela que nos ocupa.

Félix es un director de teatro que goza de fama y prestigio. Durante el montaje de su gran obra maestra, una versión de "La tempestad", es despedido por su asistente y mano derecha durante años, quien, además, se quedará con su puesto.

Decide entonces desaparecer de la vida pública y se retira a una vieja cabaña en mitad del campo donde convive como un ermitaño, tan solo acompañado por el recuerdo de su pequeña hija, muerta años atrás, y las ganas de venganza.

Hasta que recibe una oferta de trabajo. Dirigir un taller de teatro en una cárcel cercana con los reclusos como actores.

¿Adivinas qué obra representarán?

¿Crees que esto es un acertijo dentro de un enigma, dentro de un misterio?

Y hasta aquí voy a contar en honor a Rosa, que siempre me regaña cuando cuento un final. Aunque yo le digo que el final de un libro no es el objetivo por el que se lee sino la experiencia que esa lectura nos supone.  Pero no, que no cuento más y esto no es más que el uno por ciento ¿eh? ¡Qué conste! El resto es una delicia que tendréis que leer, experimentar y sobre todo, disfrutar.