Diario de Adán y Eva
Mark Twain es el pseudónimo que utilizó el polifacético Samuel Clemens para escribir y cuyo significado, "dos brazas de profundidad", hace referencia, en lenguaje marinero, al calado mínimo para poder navegar. Simbólico.
Hay un ejercicio fabuloso para activar la creatividad que propuso el no menos fabuloso profesor italiano Giani Rodari. Se trata de hacernos la pregunta: ¿Qué pasaría si...? Y puede que fuera ese el proceso que disparó la imaginación de Twain al cuestionarse: ¿Qué pasaría si Adán y Eva cuando se encontraron por primera vez hubieran llevado un diario en el que anotaran sus respectivas experiencias? Así, a lo mejor tratando de darle respuesta a esa hipótesis, en 1904 publicó "El diario de Adán", y dos años después, tras la muerte de su mujer Olivia, publicó "El diario de Eva", un relato, este último, diferente al primero en cuanto al tono y la profundidad de su mensaje. Pero vayamos por partes.
El ejercicio narrativo que hace aquí el autor y que supone adoptar los diferentes puntos de vista de cada personaje, es enriquecedor y muy recomendable para las y los que aspiramos a escribir. La "otredad", el reconocimiento del otro y la otra, como individuos independientes con perspectivas diferentes a la tuya es también literatura.
El ejercicio narrativo que hace aquí el autor y que supone adoptar los diferentes puntos de vista de cada personaje, es enriquecedor y muy recomendable para las y los que aspiramos a escribir. La "otredad", el reconocimiento del otro y la otra, como individuos independientes con perspectivas diferentes a la tuya es también literatura.
Pese a que se escribieron y publicaron por separado,Twain siempre quiso ver ambos relatos unidos; de ahí el "Diario de Adán y Eva", que se inicia con un Adán relatando su vida solitaria en el paraíso. Un paraíso sin Dios y en el que la vida transcurre de manera despreocupada y bastante satisfactoria para él y sus cortas aspiraciones. Entonces aparece ella, "la criatura del pelo largo", "la que no deja de hablar", la que "cuida de todas las criaturas que encuentra" y que le muestra a él, entre otras muchas, muchísimas cosas, el significado de la palabra "nosotros".
Vale, sí, Twain tira de estereotipos de género hasta la saciedad pero es justo reconocer que el relato tiene más de un siglo, no lo olvidemos, y quizá esa fuera la idea, señalarlos directamente con el dedo. Porque hay que contextualizar siempre una obra, claro está, ¿y si esta diferenciación tradicional de roles tuviera un propósito concreto? ¿Trataba Twain de mostrarnos el absurdo y la injusticia que supone, sobre todo para Eva, asumir determinados roles? Por otro lado, Twain invierte aquí el relato bíblico donde el hombre organiza la creación y da nombre a las cosas. En este relato es Eva (quien por cierto, no sale de ninguna costilla) la que organiza y da nombre a todo. Twain, colega, te anotas un tanto a favor. Eso y que, menuda pasada, inventarse un paraíso sin Dios.
Vale, sí, Twain tira de estereotipos de género hasta la saciedad pero es justo reconocer que el relato tiene más de un siglo, no lo olvidemos, y quizá esa fuera la idea, señalarlos directamente con el dedo. Porque hay que contextualizar siempre una obra, claro está, ¿y si esta diferenciación tradicional de roles tuviera un propósito concreto? ¿Trataba Twain de mostrarnos el absurdo y la injusticia que supone, sobre todo para Eva, asumir determinados roles? Por otro lado, Twain invierte aquí el relato bíblico donde el hombre organiza la creación y da nombre a las cosas. En este relato es Eva (quien por cierto, no sale de ninguna costilla) la que organiza y da nombre a todo. Twain, colega, te anotas un tanto a favor. Eso y que, menuda pasada, inventarse un paraíso sin Dios.
¿Más tantos? La profundidad de las reflexiones de Eva. Ella sabe que es un experimento, ve la realidad con otros ojos, cuida de su entorno y de los seres que lo pueblan. Busca compañía, siente el miedo por primera vez y también, el amor. Ella escribe en su diario de una manera más compleja que el cazurro de su partenaire, quien llega a confundir a su primer hijo con un pez o un canguro (fabuloso pasaje, por cierto).
¿Es el amor una trampa para las mujeres? Porque aquí, Eva comienza siendo potente, audaz, inteligente, científica, analítica..., pero (ay, los pero), conoce a Adán y se enamora, pierde su poder conforme avanza la historia y llega a reflexiones que la subordinan a él ¿Por qué? ¿Estaba Twain tan solo contando lo que veía a su alrededor?
Ambos personajes cambiarán, claro que sí, como en toda buena narración. Ella, a menos. Él, a más.
¿Es el amor una trampa para las mujeres? Porque aquí, Eva comienza siendo potente, audaz, inteligente, científica, analítica..., pero (ay, los pero), conoce a Adán y se enamora, pierde su poder conforme avanza la historia y llega a reflexiones que la subordinan a él ¿Por qué? ¿Estaba Twain tan solo contando lo que veía a su alrededor?
Ambos personajes cambiarán, claro que sí, como en toda buena narración. Ella, a menos. Él, a más.
Leer esta fábula te invita a dejarte llevar por la inocencia de las primeras veces, por la belleza de sus palabras que encierran reflexiones, por su maravilloso sentido del humor que, pese al transcurso del tiempo, no ha perdido fuerza. Y, si puedes, léela en compañía de tu pareja, como nos recomendó a César y a mí el librero que nos la vendió.
¿Qué ve Eva en Adán? No lo sabemos, pero precisamente a Adán se le atribuirle una de las frases más bonitas del libro aunque esté contada en pasado: "Allá donde ella estuviera, estaba el paraíso". Ay, alma de cántaro.
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