Llamadas telefónicas

¿Sabéis cuando hablamos de no dejar nada en un relato que no tenga un propósito concreto en relación al mismo? Nada superfluo. Nada para "rellenar". Acción y una trama —como disposición de los hechos— impecable. ¿Sabéis lo que es que te cuenten una historia bien contada? Pues es esto.

Bolaño, según dicen sus críticos, no es de lectura fácil pero sí enriquecedora. Y yo me pregunto ¿es que todo tiene que ser fácil en esta vida? ¿Quién decide qué es o no es fácil? Desde el surrealismo, Bolaño señala aquello que está mal y que no funciona en esta sociedad. Sus personajes se salen de los estereotipos, viven en los márgenes. Y sus finales no son finales como tal. De hecho, a Bolaño no parecen importarle en absoluto. La historia es lo otro, lo que sucede antes del final. El arte está en el trayecto, en el viaje. Ítaca no interesa.

La historia de su vida es, quizá, la última gran historia  romántica de la literatura.  Chileno afincado en Cataluña, trabajó en cosas tan dispares como recepcionista de un camping o vendedor de artesanía. Vivía en el almacén de la propia tienda con su pareja y apenas lo puesto. Lector compulsivo (pero compulsivo de verdad)  y escritor vocacional, decía que podía estar un año sin escribir una palabra pero ni un solo día sin leer, y anotaba en sus cuadernos cualquier cosa que le pasara o viera pasar a su alrededor.
Sin calefacción, casado y con un niño pequeño que mantener, no dejó un solo día de escribir con una fe en su trabajo impropia para alguien que no había tenido jamás suerte. También, cuando la economía le permitía fotocopiar los manuscritos, enviaba a multitud de editoriales su trabajo que fue rechazado sistemáticamente. Hasta hizo colección de aquellas cartas de rechazo para motivarse y no claudicar en su propósito.
Al final, Alfaguara le dijo el ansiado sí y comenzó una etapa llena de premios (tanto en España como en América), buenas críticas, contratos, cheques y una tranquilidad económica que se vio frustrada por una muerte dolorosa y temprana que no le dejó disfrutar del éxito.
Lo dicho, hasta el final llevó la vida de un escritor de libro. Él, que tantos libros robó, compró o pidió prestados y que muchas veces se contentó con solo acariciar las portadas, sabedor de que no tendría el tiempo suficiente de leerlos todos.


Os dejo por aquí un enlace, interesante a mi parecer, sobre reflexiones que el propio Roberto Bolaño hizo sobre la escritura. Hay mucho material que puede verse por Internet sobre sus apuntes, sus entrevistas y su biografía.


Comentarios

  1. Que bien escrita está la entrada! En efecto, Bolaño es un ejemplo de escritor enamorado de la literatura ("letraherido", que le dicen) y su obra es algo difícil, entre otras cosas, porque tiene muchas referencias literarias (sobre todo a escritores hispanoamericanos) pero se puede disfrutar mucho igualmente.

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