Matadero cinco

Cuando Kurt Vonnegut se alistó en el ejército norteamericano y fue enviado a combatir a Europa durante la Segunda Guerra Mundial, su vida, aunque esto sea utilizar un lugar común, cambió para siempre. No volvió siendo el mismo por más que, en apariencia, la normalidad fuera la tónica general tras el final de la contienda. Vonnegut estaba tocado.
Aquella experiencia le quemó las entrañas, le anestesió los recuerdos y, solo una vez pasaron los años, necesitó contarla, escribir sobre ella y transmitirla.
No fue hasta veinte años después de su regreso de Dresde (busca el bombardeo de Dresde en internet porque hubo allí más muertes que en Hirohima), al finalizar la guerra, que Vonnegut supo cómo afrontar la escritura de esa horrible parte de su vida. Entonces las palabras le parecieron insuficientes o demasiado usadas. Las imágenes que guardaba en la memoria a fuego, al tratar de volcarlas a las páginas no tenían potencia ni intensidad. No transmitían, en definitiva, lo que él necesitaba contar.
No quiero extenderme porque él lo cuenta a la perfección en el prólogo de este libro. Un prólogo que es realmente el primer capítulo de la novela. Necesitas leerlo para entender todo lo que viene después. Y viene mucho.

 Porque...
¿Cómo se narra una guerra?
 No se puede.
¿Qué sentido tiene la guerra?
 No lo tiene.
¿Qué palabras podemos usar?
 No existen.

Partiendo de eso: de que Vonnegut no puede contar las cosas tal cual fueron, de que no hay sentido posible que dar al sinsentido de la guerra, de que no hay palabras tras la muerte y la destrucción que provocan los bombardeos, el escritor crea a Bill Pillgrim (cuyo significado es "peregrino"), un niño que, como él, es enviado a la guerra. Y a través de Bill, de manera fragmentaria y oligofrénica, conoceremos la esencia de lo que Vonnegut quiere y necesita contarnos ¡Y vaya si lo conoceremos! 

Este ha sido uno de esos libros que me leí en un solo día porque no pude, ni quise, despegar los ojos de sus páginas. Porque te va a coger de la mano y te va a sumergir donde nunca antes has estado; bien porque entres en un campo de concentración nazi, bien porque huyas por un bosque, descalzo  y perseguido por los perros, bien porque viajes a un planeta lejano, muy lejano al nuestro, este viejo planeta en el que las guerras han existido siempre y siempre existirán.

¿Te atreves? Te lo recomiendo con todas mis fuerzas.
Es una maravilla narrativa y humana.
Es Literatura.

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