Toda pasión apagada
Lady Sloan, viuda de un respetabilísimo Lord inglés, decide con ochenta y ocho años comenzar a vivir el tiempo que le quede de manera independiente. Por un lado están sus hijos -hombres y mujeres ya muy mayores- y por otro lado están las convenciones sociales de la Inglaterra de finales del siglo XIX.
Contra todo pronósitico, Lady Sloan deja la que ha sido su mansión en el centro de Londres durante décadas y alquila una pequeña y destartalada casa en un nuevo barrio a las afueras de la ciudad. Eso sí, con la única compañía de su vieja y leal sirvienta francesa.
"Toda pasión apagada" se lee con una sonrisa en los labios debido al peculiar sentido del humor inglés que desprenden sus páginas. En la primera parte del libro se tratan los convencionalismos victorianos de los hijos que chocan de frente contra la rebeldía de su anciana madre. Ya en el velatorio del padre asistimos tras las cortinas a las verdaderas intenciones y conspiraciones que cada hijo e hija tiene con respecto al futuro de su progenitora.
Si por algo recomiendo esta lectura —y quiero trabajar con ella en mis talleres con perspectiva de género— es por su corta pero contundente segunda parte. En ella, Lady Sloan, sentada en el pequeño jardín trasero de la casa de alquiler a la que se ha mudado, recuerda su vida . La disecciona, no se autoengaña, como siempre hacemos con las vidas propias, ella analiza y se pregunta: ¿Era esta la vida que quiso vivir? ¿Por qué no hizo lo que quiso? ¿Por qué la vida de las mujeres difiere tanto de la de los hombres?
¿Vivir de la pasión o ser madre y esposa por la pasión de otros? ¿Hay una elección mejor que otra?
Solo por estas 32 páginas, merece la pena toda la historia. Por eso y por una pequeña conversación que mantiene con su fiel sirvienta. Dos mujeres, dos mundos, dos estratos sociales de dos vidas que ocupan poco pero permanecen flotando en el aire mucho después de haber terminado de leer el libro.
La acción, que también la hay, aparece en la tercera parte; pasión (sí, pasión), amor y, claro está, muerte. Pero no diré a quién le pasa cada cosa ni en qué orden se dan.
Muy, muy recomendable !Sí, señoras!
Os dejo el trocito del poema de J.Milton, que inicia la lectura y explica el título a la historia.
A sus siervos, que de este gran suceso
se llevan la experiencia recogida,
despidió consolados y serenos,
el alma en paz, toda pasión apagada.
Comentarios
Publicar un comentario