El proxeneta

Esta es una historia real. No una historia que "podría" estar sucediendo en algún lugar, una historia que sucede aquí y ahora, muy cerca de donde yo estoy escribiendo esto, muy cerca de donde estás leyéndolo tú. En esos sitios (que todas y todos conocemos), hay mujeres que están siendo obligadas a prostituirse en régimen de esclavitud. Y esto es un hecho del que este libro deja testimonio hablando con cruda valentía. Alto y claro.

"El proxeneta" cuenta la historia en primera persona de un chico, delincuente de poca monta, que comienza siendo portero en un club de alterne para sacarse un dinero extra, y termina convertido en uno de los mayores traficantes de mujeres de este país. Repito, no es ficción.
Mabel Lozano, su autora, no inventará nada a la hora de escribir. El testimonio es real. "El músico", como lo apodan en el libro, se reunió durante meses con Mabel a través de un contacto que le facilitó un policía nacional y, este hombre, "el músico", le contó todo lo que en el libro podréis leer. Eso sí, cuando la rabia, la pena y el asco os dejen continuar con la lectura. No es un libro fácil ni, por supuesto, agradable pero es un libro necesario que mira de frente y a los ojos, hacia una realidad que el resto no queremos (o no sabemos) ver en toda su dimensión.

Mabel Lozano, escritora, directora de cine, actriz y guionista, lucha desde hace años contra la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. Los otros fines por los que se trafica con seres humanos son: el trabajo en condiciones infrahumanas (esclavismo) y el tráfico de órganos.

Mabel cuenta que no quiere un mundo en el que las niñas y mujeres pueden ser captadas por cualquier desalmado que las engañe, que se aproveche de sus necesidades más básicas y que, con falsas promesas de trabajo y prosperidad o bien, directamente con violencia y amenazas, las obligue a convertirse en esclavas sexuales. Y es que la prostitución es otra de las crueles manifestaciones del sistema patriarcal en el que vivimos y, el hecho de que sea vista como algo relativamente "normal", no es más que una anomalía de esta dictadura machista que muchos áun se empeñan en perpetuar.  Dime si no, cuántas de estas frases no has oído alguna vez:

El sexo es algo a lo que los hombres tienen "derecho". 
El hombre es distinto a la mujer, necesita más sexo.
Es mejor irse con prostitutas que violar mujeres. 
En el fondo se les están haciendo un favor para que alimenten a sus familias. 
Se dedican a esto porque quieren. Nadie las obliga.
Hay cosas más humillantes que vender el cuerpo.

Todas estas afirmaciones (y muchas más que se escuchan a diario sobre el tema y que aquí no cabrían) constituyen una sarta de mentiras que solo sirven para mantener una situación aberrante.

El 98% de las mujeres que ejercen la prostitución en el planeta proceden y son víctimas de la trata de seres humanos. No se entiende que desde algunos sectores (el de los propietarios de salas de alterne y empresarios de la industria pornográfica, por ejemplo) se reclamen supuestos "derechos laborales" para estas mujeres. ¿En serio quieren hacernos creer que el sexo es un trabajo? Y ya que estamos...(léase con tono irónico todo lo que sigue): ¿Por qué no volvemos a la esclavitud de manera "legal"? ¿Por qué el que quiera, claro está, que aquí no se obliga a nadie, no puede trabajar 18 o 20 o 24 horas al día dejando que le peguen latigazos? ¿Por qué no? Oye... si les gusta, hay gente para todo... y a lo mejor, hasta están dispuestos a hacerlo de manera voluntaria... son libres de escoger, ¿verdad?
 
¿Llamaríamos a eso libertad? Tiene gracia. Siempre, repito, siempre habrá alguien que esté dispuesto por una necesidad mayor que la tuya, a hacer lo mismo que haces tú, cobrando menos y trabajando el triple. Tantos años de lucha obrera que, según los defensores de la prostitución regulada, no han servido para nada. ¿O es que solo pasa esto cuando hablamos de mujeres? Porque más de ocho horas al día ninguno querríamos trabajar. Lo dice la Ley.

Todas y todos sabemos o imaginamos que prostituirse no le gusta a nadie. Sabemos que si alguien consiente en practicar sexo a cambio de dinero es en un porcentaje mayoritario solo porque lo necesita y da igual si es para comer o para dar de comer a su familia o para poder sobrevivir. Sabemos que si tuvieran una salida, la tomarían sin dudar.  Entonces... ¿por qué seguimos queriendo mantener la afirmación de que la prostitución es una salida más para las mujeres? ¿A alguien que conozcáis le gustaría que sus hijas se dedicaran a la prostitución? Venga. Si es un "trabajo" como otro ¿Dónde estaría el problema?

No seamos hipócritas. La prostitución no es un trabajo como otro porque, insisto, no es un trabajo. Es  un tipo de esclavitud que existe para satisfacer los deseos de otros que pueden pagar a cambio de sexo y la esclavitud no puede justificarse ni suavizarse ni permitir que nadie tenga que pasar por algo así por pobreza o necesidad. Nadie debería ser esclavo en base a esa libertad. Llamemos a las cosas por su nombre.

Mirad, en este libro las cosas se cuentan claro. Las mujeres víctimas de la trata no denuncian jamás porque están en manos de mafias y mafiosos como el narrador de "El proxeneta". Les quitan los pasaportes, las amenazan con matar a sus hijos, hijas o familia, con quedarse con sus humildes casas (con las que avalaron sus pasajes de avión hacia el infierno), las aíslan, no tienen dinero en efectivo ya que el dinero que ganan con sus cuerpos cada día, en jornadas de más de ¡12 horas!, es íntegro para las mafias que las han traído de otro país con la excusa de que han de pagar la deuda contraída. Sí. Ellas vienen con una deuda de entre 10.000 y 12.000€ (deuda que por supuesto se inventan estas organizaciones ya que el billete de avión, no supera los 1000€). 
Cuando ya están aquí o en Francia o en Inglaterra o donde quiera que las lleven, ya no pueden escapar del horror. Hasta las pocas (porque son muy pocas) que vienen sabiendo a qué se van a dedicar, no saben en realidad el infierno que van a sufrir. y a las situaciones de degeneración humana a las que van a tenerse que enfrentar. Pero repito, cuando se dan cuenta, ya es muy tarde para ellas.

El tiempo medio que las mafias explotan a una mujer en un club es de dos años. Primero, porque antes de ese plazo las mujeres no pueden pagar la deuda. A la deuda que ya traen, hay que sumar 50 euros al día en concepto de "diaria". Un impuesto que ellas tienen que pagar al club ¡por entrar a trabajar a la sala!), suma 10 euros más en concepto de uso de habitaciones, sábanas y condones por cada "servicio" (si el cliente quiere hacer uso de ellos, claro está). Así obtendrás que, si una mujer se "ocupa" cuatro veces en una noche, de las ganancias generadas que serían 200€, 90€ son para el club como un extra y solo 110 servirán para reducir la maldita deuda. Una rueda macabra que no para.
Pasados los dos años, los "puteros" se aburren, quieren caras y carne nuevas, otras chicas. La víctima que con su cuerpo ha logrado pagar toda su deuda, se encuentra ya destrozada y sin un sitio a donde ir, muchas son re-vendidas (sí, vueltas a vender) a otras mafias o proxenetas que las explotan en clubes pequeños de pueblo, otras muchas tiene que seguir prostituyéndose en la calle, ya por libre o atadas a algún macarra. Estas mujeres no tienen ningún tipo de apoyo, están en un país extranjero con graves secuelas físicas (sufren maltrato a diario, palizas, mutilaciones, enfermedades, abortos repetidos que se practican en malas condiciones) que no les permite trabajar en ningún otro sitio ni en ninguna otra cosa, y también sufren graves secuelas psíquicas. Las que pueden volver a sus países lo hacen con la vergüenza de haber sido prostitutas y regresan humilladas y ninguneadas por sus propios familiares. La mayoría termina con problemas de alcoholismo y drogas de los que no se recuperan. Muchas son asesinadas (estas mujeres no forman parte de ninguna estadística de violencia de género). Muchas se suicidan. De estas mujeres poco o nada se sabe. Pero están, muy cerca de mí que escribo este artículo con fatiga. Muy cerca de ti que lo estás leyendo.

¿Hasta cuándo vamos a ver la prostitución como una elección libre de las mujeres?
¿Hasta cuándo vamos a ver normal que los hombres acudan a clubes de esclavas?
¿Hasta cuándo vamos a mirar hacia otro lado mientras la esclavitud se tapa bajo las alfombras sucias de los burdeles y bajo la indiferencia, más sucia aún, del mundo?

No lo he dicho antes pero al releer este comentario introduzco aquí algo que es importantísimo; lo único que sustenta este colosal y monstruoso negocio es el putero. El mal llamado "cliente". El que compra, paga y exige. Pagar por estar con una mujer es contribuir a la esclavitud de seres humanos.  El cliente es la clave, a él hay que atacar con campañas de sensibilización, con sanciones, con la reprobación social. Sobre él debe recaer la vergüenza que conllevan sus actos. Él es el verdugo. Esto es un mercado que responde a la demanda y, en función a ella, aparece la oferta. Pero no hablamos de productos, estamos hablando de personas como tú y como yo que no han tenido las mismas oportunidades.

En este blog, con la etiqueta de LEER, os doy mi particular visión de cada uno de los libros que voy leyendo. Así lo he hecho durante todo el verano. Sin embargo, con "El proxeneta" he necesitado que pasaran las semanas, tras terminarlo, para poder expresar en algunas palabras todo lo que he conocido a través de él. Igual no escribo esta reseña desde la serenidad, la escribo desde las visceras, pero igual la escribo. Es mi compromiso.

Os dejo una conferencia de la autora en relación a un documental dirigido por ella y titulado "Chicas nuevas 24 horas". Espero poder ver algún día el documental que sobre El proxeneta también ha rodado. Agradezco a su autora su lucha y compromiso.


Comentarios

  1. Muy fuerte el tema por lo real que es. Se nota la rabia con que nos describes el libro y esta esclavitud de estas mujeres. Un tema muy duro pro al que hay que mirar de frente para erradicarlo. Gracias, María, por estos libros tan comprometidos con la sociedad

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    1. Gracias a ti por leerlo (es una reseña muy larga y con poca literatura), es un tema que debemos mirar de frente. El libro solo cuenta una parte pero es que son muchas y muy dolorosas. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre.

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