Lectura fácil

Esta es una historia diferente. Un descubrimiento. Un revulsivo. Un acicate. Un disparador creativo para proponer ejercicios en el taller. Una novela que me ha dejado sin aliento, con la cabeza a mil por hora y preguntándome ¿Cómo puede Cristina Morales escribir así? Claro que yo no descubro nada, Morales ha sido Premio Herralde de Novela de este año (Marta Sanz, de "Clavícula", también lo ganó con "Farándula") y, aunque no he leído a la escritora finalista creo adivinar que el fallo lo ha motivado el estilo narrativo de Morales, absolutamente innovador. Si tienes la oportunidad de leerla, hazlo y después, por favor, cuéntame qué te ha parecido.

Entro el viernes pasado a última hora de la tarde con mi hijo en el Relay de Santa Justa. El tren llega con retraso (como casi siempre por muy AVE que sea y  por mucho compromiso de puntualidad que te vendan. Mentira) El caso es que mientras el niño anda mirando sus cosas, yo me pongo a mirar las mías;las estanterías con libros desde las que afloran siempre, porque para eso están colocados en los mejores sitios, lo último de Punset o Punset hija —que de los dos hay—, la muy vendible Julia Navarro, la última entrega de "El asesino de la regañá" y alguna que otra novedad más entre las que, cómo no, siempre algo llama mi atención. Agarro (verbo potente), nada más verlo, lo último publicado de Lucia Berlin, la autora de "Manual para mujeres de la limpieza" que si no lo tenéis ya estáis tardando. Se trata esta vez de "Una noche en el paraíso" y, como el anterior, es un recopilatorio de relatos inéditos de esta escritora ya fallecida, que ahora vive un éxito tan grande como absurdo porque ya no podrá disfrutarlo ¡Con la falta que le hizo en vida! Lo suelto. Después cojo, porque me gusta el título, "El sistema del tacto" de Alejandra Costamagna (finalista del Premio Herralde). También lo vuelvo a poner en su sitio. Por último leo una portada con letras en color rosa; Ni amo. Ni Dios. Ni marido. Ni partido. Ni de fútbol. Aunque el título real es mucho más sencillo y corto:"Lectura fácil".

Cuatro mujeres con distintos grados de discapacidad intelectual conviven en Barcelona en un piso tutelado por la Generalitat. Un procedimiento judicial, que trata de esterilizar a una de ellas, sirve como eje vertebrador de la vida e historias de todas.
Mujeres con discapacidades, emparentadas entre sí, que subsisten con pensiones de diversas cuantías y que tratan de encontrar su lugar en un mundo. Un mundo que ni les es propicio ni les es amable ni, por supuesto, fácil. Mujeres que quieren bailar libres, escribir novelas —aunque sea a través del whatsapp del móvil— o vivir el sexo de maneras muy diversas, crudas, desprovistas de ñoñerías de peli de sábado a mediodía, quieren hacerlo cómo y con quien quieran, sin tener que dar explicaciones a juezas, secretarios judiciales, trabajadoras sociales o psicólogas.
Ellas crean, desde sus fortalezas, una familia que las instituciones no les ofrecen. No son "sunormales" como algunos y algunas se empeñan en llamarlas, son diferentes y las diferencias construyen, completan y forman parte de las sociedades en las que vivimos.
Asambleas anarquistas, la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), el movimiento okupa, el patriarcado, el feminismo, las sucursales bancarias, la burocracia de los servicios sociales, centros cívicos municipales, residencias, fármacos y un largo etcétera, irán desfilando por las páginas de esta historia que a ratos te hace reír y a ratos se te atraganta como un sorbo de agua dado a destiempo.

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He leído varias reseñas del libro tras su lectura y eso ha hecho que mi acercamiento a él estuviera libre de prejuicios. Al parecer, la novela fue rechazada una y otra vez hasta que una de las grandes (no dicen nombres) compró los derechos y pidió que la autora cambiara ciertos pasajes para acceder a publicarla. Como Cristina Morales se negó, durante años ha estado congelada. Hasta hoy.
Puedo adivinar qué cosas quisieron suprimir, a mí hay escenas que me resultaron difíciles de leer y no me gustaron especialmente (leer es mirar una vida ajena. En sus grandezas y en sus miserias) pero me alegra saber que he leído la obra tal y como Cristina Morales la escribió. Por eso la recomiendo.

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