El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

Dos días. Ni dos días en realidad, dos ratos me ha durado "con vida" este libro, porque cuando una historia te atrapa de verdad no puedes parar hasta que te la acabas. Como un vaso grande de agua fría en verano ¿Vas a dejar de beber a la mitad? Yo preferiría morirme de sed.

Una terraza con vistas
Esta semana estuve con mi hermana del alma, Isa, pasando el lunes en Huelva. Quedamos para comer pero como comer se nos hace corto, después de almorzar junto al río Piedras en El Rompido sentadas en una terracita de esas que ella tan bien conoce e inflándonos a pimentada, pulpo a la gallega y carne a la brasa, nos fuimos a dar un paseo (y a bajar la comida) por la calle Concepción, que es la calle principal del centro de la ciudad y que tantísimas veces me ha visto pasar con veinte años menos.


La máquina del tiempo
En tiempos —los míos cuando tenía quince años— si necesitabas un libro las únicas librerías que había eran Saltés (a la que iba Isa) y Welba (a la que solía acudir yo y que pese al juego de palabras para que se lea "güelva", siempre llamamos velba). No había más. Ahora descubro con alegría (y porque me lo cuenta ella) que empiezan a abrir otras y hacia ellas nos dirigimos tras parar a tomar una granizada de limón y un café en La Grosera, dispuestas a hacer un tour librero que el puñetero calor sofocante y la humedad frustraron. Visitamos, eso sí, varias tiendas de bolsos en las que Isa encontró una ganga y yo me probé todas las gafas de sol de una óptica sin resultado. También, cómo no, entramos en una de las nuevas librerías que Isa me anunció situada en un local donde antaño hubo otra cosa (yo juraría que un pub) y ahora exponen libros y más libros en un bonito escaparate. La librería Dorian en Arquitecto Pérez Carasa.

Y allí estuvimos las dos recolectando libros para regalarnos la una a la otra. Ella a mí, por petición propia, "El maravilloso mago de Oz" de Frank Baum y yo a ella, por petición mía y propia también, "La ridícula idea de no volver a verte" de Rosa Montero. Tras llegar al acuerdo de que con un regalo era suficiente, ella también se llevó (vuelvo a ser yo la responsable) "Apegos feroces" de Vivian Gornick y yo "Divorcio en Buda" de Sándor Márai y este libro que hoy dejo por aquí "El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" de Tatiana Tibuleac.

Creo que me pongo pesada y repetitiva cuando hablo de la importancia de los principios en una historia. El libro es una belleza (esta editorial cuida muchísimo este aspecto) pero tras tocarlo, darle la vuelta y hojearlo, lo normal es comenzar a leer las primeras frases. Son esas frases lo único que voy a compartir por aquí, no voy a destripar (como la Fundeu pide que se llame a los spoilers) nada de su historia. Tan solo desvelaré sus temas abstractos que tan maravillosamente bien hace concretos su autora; el amor y la muerte.

"Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento."

A ver quién es la guapa que deja en la estantería el libro después de un comienzo así...
¡Ah! y una cosa más; para quienes miran el final de un libro antes de empezar a leerlo —me consta que alguna lectora del grupo lo hace—; si vais a hacerlo, leed solo la última frase, no más. Porque si bueno es su comienzo, aún mejor es su final. Uno de los mejores finales que he leído en mi vida.

Comentarios

  1. Y leyéndote a ti, dan ganas de leerlo. Y de quererte por ser como eres. Besos.

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  2. Me ha encantado tu entrada, pero lo que más me gusta de ella es que destilas la misma locura por los libros que yo. El verano pasado, a solas, hice un tour literario por Madrid que espero repetir este año. Ya veremos. El libro tiene una pintaza, ya me lo habían recomendado, y además es genial como escribes. Un gusto leerte.

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  3. ¿De donde sacais ese ansia por leer? Os envidio. Es una tarea pendiente que tengo y me propongo cumplir, pero me falta mucho... Empiezo un libro y lo dejo a la mitad para empezar otro. ¡Decidme un truco o táctica, por fa!
    Un abrazo.

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  4. Me ha gustado muchísimo cómo lo has contado hermana del alma ( aunque te ha faltado el detalle de las tartas...).
    Por supuesto que lo leeré, aunque tengo tarea pendiente con todo lo que recomendaste y lo que vas desgranando en este blog. Por favor, no lo dejes nunca. Te quiero!

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  5. Y las fotos ¡ qué bien te han quedado!

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  6. Qué entretenido se ve este libro aunque me parte el alma que alguien piense así tan duramente de su madre, pues inmediatamente pienso, ¿Y si me hubiera pasado a mí? Pero puede que la señora haya sido tan tonta que no se haya dado cuenta. A estas alturas no sé cómo me volveré a EEUU con tanta recomendación.

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  7. Maite, María, Pepi, Isa y Pía sois un tesoro. Escribo para volcar, limpiar, ordenar y ensanchar pero también escribo para gustar y para que me quieran. Qué suerte tener gente que me lea y tenga, además, la generosidad de decirme cosas tan bonitas, emotivas y sentidas. También por eso se escribe. 😍

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  8. Encantadora entrada, María. Apetece mucho leer el libro (uno de tantos por cierto que he tenido en la mano en una libreria y no me he llevado porque compraría media tienda si no me refrenara) . Me encanta hablar con y leer a gente como tú que ama tanto los libros.
    Muak

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