También esto pasará

El duelo ante la muerte de su madre hace que Blanca (alter ego de la propia Milena Busquets), traiga al presente los recuerdos de un pasado que se acaba también, y en alguna medida, para la hija.
Blanca se ha divorciado dos veces, ha sido madre por partida doble y vive sentimentalmente enganchada al juego de la seducción y al sexo con diferentes hombres como única manera de crear vínculos que la anclen a un presente que ahora, más que nunca, le cuesta digerir.
A través de las vivencias con la madre, parejas y amigas (esta es una historia de mujeres y sus relaciones), la protagonista "ajusta cuentas" con su progenitora, mujer de éxito que vivió siempre rodeada de una corte de amigos, admiradores e incluso aduladores, hasta que la enfermedad la fue aislando. Mientras, su hija —casi invisible en muchos casos—, lucha por hacerse un hueco en la atención materna, tan arrolladora que resulta asfixiante con el devenir de los años.
A los cuarenta, Blanca ya no es una niña y es en este momento crítico en el que tiene que afrontar los próximos cuarenta. Aquí es cuando hará recuento de sus nuevos pilares y afectos.

Hay un pequeño cuento en la contraportada del libro que luego se repite durante la historia. Cuando Blanca era pequeña y perdió a su padre, su madre para consolarla le contó la historia de un antiguo emperador chino que reunió a los sabios del reino para pedirles una frase que sirviera para todas las situaciones de la vida. Tras deliberar a conciencia, los sabios respondieron; "También esto pasará".
Y es esa frase la que recorre todo el libro; pasarán los días buenos y felices, lo que también nos asegura que de igual manera pasarán los tristes y dolorosos. Con esa promesa de aire sobrevive Blanca, que, aunque perteneciente a un estrato social alto y está rodeada de ciertas cosas que la alejan de mí (a veces hasta me resulta antipática), también es una mujer que lucha con lo que tiene a su disposición para trascender (y eso es algo que nos toca a todas y todos, tengamos el dinero que tengamos) el dolor.

Hay pequeñas marcas que voy dejando por los libros que leo. Frases subrayadas con lápiz (siempre con lápiz), pegatinas de colores como pequeños flecos festivos o, cuando como esta vez que no tenía ni lo uno ni lo otro a mano, doblo las esquinitas con cierto pesar al tener que arrugar la hoja. En "También esto pasará" señalo así una página en la que puede leerse: "Todos vemos cosas distintas, todos vemos siempre lo mismo, y lo que vemos nos define absolutamente. Y amamos instintivamente a los que ven lo mismo que nosotros, y les reconocemos al instante. Coloca a un hombre en medio de una calle y pregúntale: ¿Qué ves? Y en su respuesta estará todo, como en un cuento de hadas. Lo que pensamos no es tan importante, es lo que vemos lo que cuenta."

Y creo que sí, que esta es una buena idea, que además suelo practicar en los talleres de escritura para abordar el punto de vista, pero ahora pienso usarla a modo de presentación. Mejor que preguntar ¿qué piensas?, preguntaré ¿qué ves? Y con la respuesta intentaremos contarnos un cuento, que es de lo que se trata.

Comentarios

  1. Mila y Pepi, lo haremos entonces 😉

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  2. Haces tan bien las reseñas que entran ganas de leerlos todos.

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  3. Muy interesante. Este es por cierto uno de los libros que salen en ese jueguecito del que hablamos ayer de firmar una historia con títulos de libros. Me ha gustado lo de la frase que vale para todo. Yo tengo una parecida cuando estoy mal o agobiado: "No pasa nada".
    Y por supuesto, todo esto pasará

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  4. (Era "formar una historia", pero "firmar" es un error creativo)

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  5. Releer este comentario tuyo, María, me lleva a pensar que ese ver es el que nos empuja a sentir....

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