El maravilloso mago de Oz

Todos quieren ver al maravilloso mago de Oz. ¿Y quién no querría? Vive en la preciosa y verde Ciudad Esmeralda y todo el que consigue llegar ante él y formularle su petición, ¡la verá convertida en realidad!

Dorothy desea volver a su casa, en Kansas, de la que un tornado la sacó volando por los aires para depositarla en el país de Oz. El espantapájaros desea un cerebro, porque es tan lelo que hasta los pájaros se burlan de él en los sembrados. El leon quiere pedir valor, porque tiembla como un merengue ante la presencia del más pequeño de los ratoncillos del campo. Y el leñador de hojalata, tan duro en apariencia, tan impresionante, desea tener corazón que le permita amar y no pasar el resto de sus días oxidándose como una aceitera vieja.

Sin embargo Dorothy, nuestra heroína, comenzó esta inolvidable aventura con la sola compañía de su perro Totó...

"Dorothy vivía en medio de las extensas praderas de Kansas, con su tío Henry, que era granjero, y su tía Em, la esposa de éste. La casa que los albergaba era pequeña, pues la madera necesaria para su construcción debió ser transportada en carretas desde muy lejos. Constaba de cuatro paredes, piso y techo, lo cual formaba una habitación, y en ella había una cocina algo herrumbrada, un mueble para los platos, una mesa, tres o cuatro sillas y las camas". 

Este es el mundo ordinario de Dorothy. Un mundo que, en la película, se representa en blanco y negro para enfatizar la rutina, la falta de acción, la línea plana de un encefalograma sin actividad. Pero Lyman Frank Baum, su autor, no nos dejará mucho tiempo en estas extensas praderas donde no pasa nada y por eso y con la llegada del ciclón, marcará el primer punto de inflexión volviéndolo todo de colores, reales y fingidos, en una aventura que nadie podrá jamás olvidar.



Esta narración, sus personajes y sus conflictos, forman parte de un imaginario ancestral representado en los cuentos de hadas. Poco ha cambiado desde entonces. Tan poco, que un solo cuento como El mago de Oz es, ha sido y será referencia para escritores y escritoras de todos los tiempos.

Todos en esta historia buscan al maravilloso mago de Oz porque todos desean algo. Ese deseo, que es a la vez la motivación, es también su mentira. Pero gracias a ello, la historia se arma. No necesitan lo que desean, su necesidad es otra. Posiblemente la necesidad de todos los seres humanos. Pero tendréis que leerlo para descubrirlo. Ese es el tema.

No tenemos mas que seguir el camino de baldosas amarillas...

Comentarios

  1. Qué bien traído en estos días de preocupación y encierro por culpa del corona virus, este cuento del Mago de Oz. María, tú siempre sabes que ofrecernos. Como siempre que nos aconseja leer algo, a mí me entran ganas de leerlo al instante. Me gustaría saber cómo el autor describe esa monotonía aburrida de la granja del tío de Dorothy. Sé cómo la resuelve la película, pero me encantaría leerlo. Y según empecé mi comentario, qué falta nos hace pedirle al Mago de Oz cerebro, valor y amor. Al final se me han ido los piés con la canción de Dorothy en el camino de losetas amarillas.Gracias.

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  2. La película está muy bien, aunque hará 20 años o más de la última vez que la vi, pero el libro es una chulería. De esos que parecen para niños,pero tienen doble lectura, como Alicia o Peter Pan. Buena reseña, María.

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  3. Graciassssss! Habrá que volver a ver la peli y volver a leer el libro.

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