Las hermanas Bunner
Siempre es un auténtico placer, al menos para mí lo es, abrir una novela de Edith Wharton. De repente, salto hacia atrás en el tiempo y el espacio y viajo, sin el más mínimo esfuerzo, al Nueva York de finales del siglo XIX o principios del XX ¿Quién no sacaría billete para esta mágica máquina del tiempo? Como yo no puedo resistirme, así es que llegó a mis manos esta pequeña novela en tamaño, no en contenido, de la maravillosa escritora y descriptora de ambientes, Edith. La edición de Contraseña, no me lo negareis, es preciosa, cómoda de leer y resistente (porque creo que he tirado este libro al suelo unas cien veces y ahí sigue, aguantado el tipo). El prólogo, de Soledad Puértolas, es un verdadero prólogo que pone en contexto la obra y facilita su lectura (además de animarte a ello). Las fotos, con paisaje de fondo, están hechas en Lanzarote, mi lugar de lectura esos días y mi nuevo lugar preferido en el mundo. Una isla a la que ya espero volver, hoy, que acabo de regresar a Sevilla y hace frío.
Dos hermanas solteras regentan una pequeña mercería en cuya trastienda viven sin grandes lujos. Son tiempos difíciles y el negocio apenas da beneficios para poderse mantener, por eso, cuando la hermana mayor consigue ahorrar algo de dinero y le regala a pequeña por su cumpleaños un reloj de mesa con el que adornar el humilde salón y de paso, sus humildes vidas, no puede adivinar hasta qué punto desde ese mismo instante sus destinos empezarán a cambiar. Hasta el día en que entra el reloj por la puerta, las hermanas han vivido sin un tic tac que les recordara el paso del tiempo. Este reloj (objeto a través del cual se estructura la trama) marcará un antes y un después en la sencilla vida de estas mujeres que parecían ajenas al paso de las horas y todo lo que ello conlleva.
La historia se cuenta a través de los ojos de la hermana mayor, es ella la que le compra el reloj a un comerciante cuya tienda no queda muy lejos de la mercería. Y este hombre será el segundo punto de inflexión de la historia, ya que bajo los largos vestidos negros de estas mujeres empieza a bullir la sangre como la lava de un volcán (disculpad la metáfora pero es que estoy aún en Las Canarias). Los deseos reprimidos, la legítima necesidad de cambiar de vida o la renuncia a esa necesidad, el cuidado, los sacrificios... ¿Merecerán la pena? Ese es el camino que deberán recorrer los personajes y todas nosotras al leer. En su final, asombroso, hay resquicio para la esperanza, la reflexión y, aunque solo sea un poquito, para una leve sonrisa.
Desde mi ventana... |
Hoy empiezo a leerlo. Ya lo he cogido de la estantería. Gracias , María por invitarme a leer cosas tan buenas.
ResponderEliminarCreo que fue el primer libro que le regalé a mi mujer cuando la conocí hace 9 años. Luego (o antes, no sé) lo leí tb yo y me encantó. Una pequeña joya. Gracias por la estupenda reseña
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